La noticia de la propuesta de un diputado chileno de enviar pacientes hacia Mendoza fue catalogada de “polémica” y rápidamente rechazada por las autoridades, entre ellos Rodolfo Suárez. El gobernador afirmó que “no vamos a someter a nuestro personal de salud a mayores riesgos”, algo que constituye una impostura por parte de quien desoye los reclamos de esos trabajadores, les congela los sueldos, los mantiene en la precarización y ahora no quiere pagarles el aguinaldo. Es Suárez quien expone a los trabajadores a los contagios, con sus políticas de ajuste y vaciamiento.
La posición encierra algo más, que el gobernador no quiere reconocer. Es que lo realmente peligroso es atender pacientes con Covid-19 sin los elementos de protección necesarios, y ese el principal motivo por el que Argentina tiene una de las mayores tasas de profesionales contagiados. La negativa a traer pacientes desde Chile es la negativa a darle todos los elementos necesarios al personal de salud.
Mendoza no es una isla
La provincia está siendo acechada por el fantasma de la circulación comunitaria. Luego de haber pasado a la fase de distanciamiento, el repunte de casos está claramente relacionado con la “importación” de casos, con el peligro de que estos se vuelvan “autóctonos”. Mendoza no estará a salvo de esta situación si Chile y Buenos Aires (Amba), dos zonas muy conectadas con la provincia, siguen teniendo casos.
El crecimiento de los casos en uno y otro lado de la cordillera tienen las mismas causas: la falta de una cuarentena estricta. Si bien en Argentina se adoptaron medidas tempranas, estas fueron dilapidadas con las autorizaciones a sectores productivos no esenciales, la casi nula asistencia estatal a los sectores más postergados y fundamentalmente la falta de provisión de recursos en salud. Tanto “neoliberales” como “nacionales y populares” han sido incapaces de frenar la pandemia. Chile se dirige al colapso del sistema sanitario, y Buenos Aires pareciera ir por el mismo camino.
Mendoza no es la excepción, y para muestra vale un botón. Desde el gobierno sostienen que no se puede cerrar la frontera con Chile porque desde ahí viene la arena con la que los bodegueros hacen sus botellas; no solo es difícil de explicar lo “esencial” de la fabricación de botellas, sino que después los casos de Covid-19 “aparecen” en los trabajadores bodegueros. El gobierno se lava las manos de esto culpabilizando al “caso 98”, medida que incluso dificulta el tratamiento epidemiológico de los casos en la provincia.
Solidaridad obrera y elementos de protección
Una serie de organismos en Chile advierten que en el vecino país podría haber 70 mil muertes por coronavirus. El sistema de salud se encuentra al 90% de su capacidad y podría colapsar en las próximas semana; en ese contexto, el presidente de la sociedad chilena de medicina intensiva propuso trasladar pacientes de cirugía y también con Covid-19 a la Argentina.
La propuesta no solamente no es “polémica” sino que es completamente lógica: es la utilización inteligente de recursos que son escasos. Les trabajadores de la salud no atendemos según la nacionalidad de los pacientes, además somos conscientes del peligro potencial que representa no dar esa asistencia. Lo que vale para Chile vale para el Amba y para cualquier provincia que vaya a un colapso sanitario.
Para enfrentar la pandemia, es necesaria una centralización de los recursos en salud. Hay que nacionalizar el sistema de salud en Argentina y en Chile e imponer todas las medidas necesarias para garantizar una cuarentena efectiva. Esta tarea solo puede ser llevada adelante por les trabajadores, luchando por sus condiciones de vida y trabajo. De ambos lados de la cordillera, las necesidades son las mismas: plata para Salud, no para la deuda. Fuera el FMI, fuera Piñera. Que la crisis la paguen los capitalistas. Por la unidad socialista de América Latina.