La carrera hacia La Moneda, la constituyente y la lucha popular

Nota publicada originalmente en Prensa Obrera.

  • Fuerza 18 de Octubre
Por la compañera Olga Aguirre
El concentrado calendario electoral, diseñado para salvar el régimen político -en particular la convención constituyente- frente al terremoto político que significó la rebelión del pueblo chileno, sigue su curso. Con la Constituyente funcionando, ya con todos sus límites a la vista, los partidos del orden se aprestan a cumplir con lo que resta del cronograma electoral y así llevar a cabo el recambio del personal político sin mayores sobresaltos. Mientras todas las demandas populares siguen sin respuesta alguna, el presidente Sebastián Piñera se dispone a culminar su mandato, lo que en sí mismo representa un triunfo para el gobierno; pero además, con Sebastián Sichel en la carrera presidencial tiene una importante carta a su favor en la disputa interna de su propia coalición.
Con el triunfo de los “moderados” Gabriel Boric y Sichel en las primarias del pasado 18 de julio, se planteó un escenario de cara a las elecciones presidenciales y legislativas corrido hacia el centro, lo que se consolida con el anuncio de precandidatura de la presidenta del Senado, Yasna Provoste, que competirá en unas pseudo primarias del conglomerado ex concertacionista “Unidad Constituyente” junto a Paula Narváez y Carlos Maldonado. Así la ex Concertación, con márgenes más acotados para llegar a la segunda vuelta, busca al menos darle respaldo a sus listas parlamentarias con Provoste como candidata a presidente del sector.

En el caso de la coalición Apruebo Dignidad, no hay que descartar que el PC decida presentar una lista propia en las legislativas, para defender su consolidación como bloque parlamentario al menos, luego de la derrota en las primarias en manos del Frente Amplio. En este sentido cabe interpretar la “libertad de acción” a la que hace referencia Daniel Jadue como advertencia a sus socios de frente, a raíz de la elección de las vicepresidencias en la convención donde el bloque del FA no prestó los avales necesarios para que Constituyentes del PC accedieran a ese cargo.

LA POLITICA DE LXS INDEPENDIENTES

Las elecciones de convencionales marcaron la irrupción de los independientes, en su gran mayoría referenciados políticamente en la rebelión iniciada el 18 de octubre del 2019 y las demandas que la motorizaron. La conformación del bloque la “vocería de los pueblos” por parte de 34 Constituyentes independientes electxs, que en un principio se declaró por fuera de los límites del pacto del 15 de noviembre reivindicando la soberanía de la convención, despertó las alarmas en los partidos del régimen que veían peligrar el operativo institucional pergeñado contra el pueblo trabajador movilizado.
Sin embargo, rápidamente terminaron cerrando filas con la política del FA-PC-PS. La declaración sobre los presxs políticxs, donde la convención se limita a solicitar gestiones a los “poderes constituidos”, declarándose expresamente incompetente, fue aprobada gracias a los votos de convencionales independientes integrantes de la vocería de los pueblos y la Lista del Pueblo.
El rápido alineamiento de lxs independientes, particularmente de la Lista del Pueblo con la “izquierda” de los 30 años, no debería ocasionar sorpresa si se considera el programa político de este espacio. Estamos frente a un programa enteramente reformista del Estado capitalista, que entre sus definiciones centrales considera al Estado y al mercado como “pilares del desarrollo”. A partir de ahí las grandes demandas de educación y salud públicas por ejemplo, quedan sometidas a los estrechos márgenes de sistemas mixtos, que en definitiva rescaten a los capitalistas que lucran con estos derechos. En materia represiva, plantean la reforma de Carabineros a contramano del reclamo levantado en las calles de que esta fuerza criminal sea disuelta.
La contemporización de los intereses del capital con las demandas populares es la clave que explica los límites de este sector independiente que no quiere sacar los pies del plato del régimen social vigente.
En adelante, se espera una definición de este sector respecto a su participación en las elecciones venideras. En particular, la decisión que tome la Lista del Pueblo como tal, ya que es el espacio que ha logrado articularse en la mayoría de las regiones. Concretamente en las categorías de diputados y senadores la Lista del Pueblo se encuentra en una campaña por alcanzar los patrocinios que se requieren para lograr presentarse con candidaturas por fuera de las estructuras partidarias. También por lograr la sanción de la ley que lxs permita presentarse como lista, lo cual a esta altura resulta difícil antes que nada porque afectan las expectativas electorales de los partidos que tienen que aprobarla en el Congreso.

La gran incógnita es si la Lista del Pueblo presentará o no una candidatura a la presidencia. La heterogeneidad que caracteriza al espacio, como lo demuestra la ruptura de tres convencionales que ingresaron por esta lista (en el caso de una de ellas por derecha), torna difícil la apuesta pero lo cierto es que las últimas declaraciones del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp -ex FA- aumentan las expectativas al respecto al expresar: “vamos a dar una buena sorpresa los días que vienen”. De no hacerlo, en la práctica, operarían como una colectora de la candidatura de Boric.

LA CONSTITUYENTE A ESPALDAS DE LAS DEMANDAS POPULARES

En su primera definición trascendente y fuera del plano simbólico, la Constituyente se declaró incompetente para resolver la grave situación de cientos de presxs políticxs y así le aseguró la estabilidad que requiere el régimen político para su continuidad. Las expectativas de ciertos sectores populares que luchan contra la violencia estatal empieza a resquebrajarse, pero por el momento no se ha desarrollado una masa crítica que dirija sus reclamos también hacia la convención.
Por estos días la convención se encuentra enfrascada en la discusión del reglamento interno y sus autoridades. Respecto de esto último, en la sesión del martes pasado, se votó sobre el mecanismo de elección de las nuevas 7 vicepresidencias del cuerpo, resultando aprobado el propuesto por la dirección de la mesa, es decir por Elisa Loncon y Jaime Bassa, que establece que serán electos aquellos que reciban al menos 21 patrocinios de sus pares convencionales. Así la derecha, condenada hasta ahora al aislamiento, pudo alzarse con una vicepresidencia gracias al rechazo por parte del bloque del FA y el PS del otro mecanismo propuesto.
El FA rescata primero al PS y luego a Chile Vamos de la marginalidad política a la que fueron condenados por el voto popular en la convención constituyente, dando así claras señales a la burguesía sobre la orientación de un eventual gobierno de Boric.

LA INTERVENCIÓN DE LA CLASE OBRERA

Con el correr de los días y con todas las reivindicaciones populares pendientes, la convención constituyente muestra su verdadera naturaleza de salvavidas del régimen y los sectores populares que se organizan por demandan sentidas como la vivienda, la educación, la salud y el agua, la empiezan a mirar con desconfianza, aunque no estamos aún en un escenario de cuestionamiento generalizado que exprese una frustración completa con su accionar. En todo caso, con las próximas elecciones se pretenderá canalizar la frustración frente a una Constituyente que se declara incompetente para dar respuesta a los reclamos populares.
Solo la clase trabajadora, a partir de la movilización, con los métodos de la acción directa podrá quebrar la transición ordenada orquestada por los partidos del orden con la que pretenden cerrar el proceso político abierto con el pueblo en las calles. La organización de esta intervención es clave, porque es la única garantía para conquistar el pliego de demandas que levantó la rebelión y para que se vaya Piñera.
Para las y los trabajadores las condiciones de vida han empeorado producto de la crisis pandémica que agravó las miserias preexistentes. Miles han perdido sus puestos de trabajo, mientras los bancos, las mineras, las AFP y un puñado de familias pertenecientes a los principales grupos económicos han multiplicado sus ganancias. La conquista de derechos fundamentales como el acceso a la salud, la educación, la vivienda, el agua, etc. requiere de cambios de fondo que no van a venir de la mano de gobiernos que han sido garantes de los intereses capitalistas.