El 50° aniversario del golpe cívico-militar que sumió al país en un oscuro y sangriento capítulo de su historia que duró 17 años- y cuyas consecuencias se extienden hasta la actualidad- trajo consigo una renovada disputa política por el balance respecto de las responsabilidades históricas que les cupieron a unos y otros en el desenlace golpista. La denominada “derecha democrática” representada por la coalición “Chile Vamos” como heredera natural del legado pinochetista, junto al Partido Republicano liderado por José Antonio Kast, se encuentran fortalecidas por la capitulación sistemática del gobierno de Boric y su compromiso de no alterar los aspectos sustanciales del legado antiobrero y antipopular y su oposición y represión a los reclamos populares. Ello ha llevado a la desmoralización de amplios sectores y el fortalecimiento de la ultraderecha en las últimas elecciones. La conmemoración del 50° aniversario se tradujo en una competencia por quién es más leal a la corporación militar/policial responsable de las peores aberraciones cometidas contra la clase trabajadora organizada.
“No hubiera existido un Pinochet sin un Allende”
Con éste lema, la derecha ha elaborado una tesis justificatoria del golpe”. De ahí en adelante, estarían justificados sus métodos de exterminio de toda disidencia política sin más. Y la imposición de una política abiertamente proimperialista de privatizaciones, entrega y arrasamiento de las conquistas obreras, sociales y democráticas No es novedad la reivindicación del gobierno de facto por parte de la derecha, el contraste con la actualidad está dado porque ahora lo hacen abiertamente, sin disimulos ni eufemismos.
Pero…en parte tienen razón, pero por la negativa. No hubiera existido un golpe fascista triunfante, sin la política deliberadamente obstruccionista, desorganizadora y represiva por parte del gobierno de la Unidad Popular de la organización independiente de las masas obreras y campesinas (cordones industriales, comités agrarios, comisiones fabriles). Llevó adelante una política de conciliación de clases y de defensa del estado burgués y sus fuerzas armadas y represivas a las que empoderó y defendió públicamente hasta los últimos días de su gobierno. El gobierno de Allende rechazó los intentos de organización y movilización antigolpista de las masas trabajadoras que le advertían sobre la inminencia del golpe. Sin embargo, reprimió a su vanguardia y buscó apoyo en la Democracia Cristiana, el parlamento reaccionario y los propios militares allanando así el camino al golpe para frenar el ascenso revolucionario de las y los explotados.
Sin que la vanguardia militante chilena y latinoamericana realice éste balance histórico y el papel de los partidos que se reclaman obreros y/o de izquierda como el PC y el PS, etc se corre el riesgo de volver a repetir -como el mito de Sísifo- una y otra vez el camino de los frentes populares de conciliación de clases: hace 50 años con Allende y hoy con Boric, en cuyo gobierno encontramos a los mismos responsables de llevar a la clase obrera a una derrota histórica.
El “Nunca Más” del régimen de Piñera y Boric
Con el mismo tesón con el que Allende defendió el “profesionalismo democrático” de los Pinochet en 1973, vemos hoy a Boric salir al rescate del asesino de Piñera al que ahora considera “un demócrata». El gobierno insistió hasta último momento con una limitadísima declaración conjunta en favor de la democracia y los derechos humanos firmada en común con los representantes de los asesinos y explotadores del pueblo trabajador. Pretendía liderar un gatopartista “Nunca Más” con los partidos del régimen que fueron parte directa de las maniobras golpistas impulsadas y apoyadas por el imperialismo, como la derecha y la democracia cristiana, y de aquellos que luego pactaron la llamada transición democrática con los genocidas a cambio de impunidad. Todos los sectores políticos que luego actuaron como defensores del legado pinochetista en éstos 33 años de “democracia en la medida de los posible”.
Piñera como aliado de Boric en ésta empresa no pudo convencer a su sector y la terminó firmando a título individual en su condición de ex presidente, al que le siguieron los otros ex mandatarios. Boric agradeció los favores de Piñera y con ello le dió la oportunidad de lavarse la cara en su condición de responsable político de las violaciones de DDHH sistemáticas bajo su gobierno con la sangrienta represión contra la rebelión del 2019. Boric trató de emular al derechista presidente de Uruguay, Lacalle Pou, que hizo lo mismo semanas atrás en el 50° aniversario del golpe en el país hermano. Derechistas y centroizquierdistas tienen la misma política de proteger a las fuerzas represivas y a la derecha en nombre de la “democracia” heredera del golpe.
¿Verdad y Justicia?
El otro “hito político” oficialista en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe fue la presentación del “Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y Justicia” que tiene como objetivo el esclarecimiento de las circunstancias de la desaparición forzada, sus responsables y la búsqueda y entrega de sus restos.
Más allá que del evidente objetivo político de que éstos justos reclamos pretenden ser usados para darle una pátina progresista al gobierno de Boric mientras sigue tratando de desmontar la rebelión y los reclamos populares apelando a todos los recursos incluídos la criminalización y la represión, no se ha difundido cómo se va a concretar el objetivo declarado: no hay mención oficial en relación a las medidas concretas como qué hará el Servicio Médico Legal con los restos óseos sin identificar de unas 300 personas en su poder desde el 2019; tampoco sobre una campaña pública para que familiares o víctimas directas que nunca se han animado a denunciar la violación a sus derechos humanos durante la dictadura y mantienen el silencio hasta hoy lo hagan y qué garantías les da el estado; un banco de muestras de ADN para identificar los restos humanos que ya se encontraron; cómo se procederá con los archivos secretos de las fuerzas armadas y carabineros que ninguna gestión los desclasificó hasta el momento y un largo etcétera de medidas que en concreto estén dirigidas a los objetivos planteados únicamente en términos genéricos ¿Estamos frente a un nuevo operativo de impunidad? ¿Un “punto final” histórico a los reclamos democráticos de familiares de los desaparecidos y asesinados por la dictadura?
El juicio y castigo a los responsables materiales y políticos de la salvaje represión del pueblo será realmente posible acabadamente, si familiares de las víctimas de la represión , los organismos de ddhh y democráticos, acompañados por la juventud y las y los trabajadores se organizan y movilizan en forma políticamente independiente de éste gobierno de conciliación con los represores. Y no sólo por las víctimas del golpe milico, sino también contra los represores del 2019 y de la actualidad.
Tentativa de usurpación política y represión de la marcha
Un hecho sin precedentes marcó la jornada de lucha del 10 de septiembre, en que se llevó a cabo la ya tradicional marcha al cementerio general donde se rinde homenaje a lxs caídos producto del terrorismo de estado. El gobierno, consciente del repudio popular del que es depositario lo que le impedía ser parte de la marcha general sin ser increpado, organizó su propia marcha. Para ello ordenó liberar las inmediaciones de La Moneda de toda disidencia a su política lo que implicó el vallado de calles y un despliegue policial monumental para impedir que las organizaciones políticas, barriales, de derechos humanos que participan de la marcha y no accedieron a empadronarse previamente para acceder al sector de la Alameda reservado para el montaje progresista. El avance de las columnas de manifestantes fue repelido con una brutal represión que se desarrolló de principio a fin. Boric y su gabinete sólo así pudieron pisar la calle y posar de combativos detrás de un lienzo, resguardados por los pacos. El PC fue el partido político al que el Ministerio del Interior le confió la tarea de resguardar que ningún manifestante sin credencial pase el cerco policial ¡ Guardia pretoriana del gobierno burgués contra la movilización popular!
Resguardo policial para los acreditados y represión a cargo de las fuerzas especiales de carabineros para la enorme mayoría que no aceptó o simplemente no se enteró de éste procedimiento inédito que ni siquiera Piñera bajo su gobierno se atrevió a hacerlo. El diseño de copamiento y exclusión de quiénes no lo aceptaban fue denunciado días previos mediante una declaración pública firmada por numerosas organizaciones, a la cual adherimos como Fuerza 18 de Octubre. Pero el PC no se limitó a ello sino que luego intenta una operación de encubrimiento a través de un comunicado que es un bochorno completo donde responsabiliza a los manifestantes por la violencia diciendo “Repudiamos y manifestamos nuestra indignación ante los hechos de violencia que buscaron empañar y entorpecieron la multitudinaria marcha y el acto programado…” y reclaman más represión “Consideramos como débiles e insuficientes las medidas policiales adoptadas para la protección de las y los miles y miles de compatriotas que concurrieron a la conmemoración”, para culminar diciendo “Coincidimos con el presidente de la República, Gabriel Boric, en cuanto a condenar categóricamente estos hechos de violencia que no deben tener cabida en democracia”. Repite a una escala desvergonzada el papel contrarrevolucionario que jugó en 1973 en contra de la movilización independiente de las y los trabajadores y en defensa de las Fuerzas Armadas y los Carabineros.
Independencia política para conquistar la verdad y la justicia
Las disputas por el relato entre los bandos políticos patronales sólo buscan exculparse de sus responsabilidades históricas. Quienes ahora se escandalizan por la falta de “compromisos democráticos” de la derecha han sido sus aliados en éstas décadas resguardando la obra de Pinochet en todos los planos. Gobernaron con el andamiaje jurídico de la dictadura y lo usaron para profundizar las políticas privatizadoras y entreguistas que empezó Pinochet para lo cual contaron siempre que lo necesitaron con el auxilio de las fuerzas represivas golpistas que siguen intactas a la fecha.