Sobre las burradas de Milei y sus aliados con pretensiones fascistas

Al empezar febrero, Milei estuvo sacudido por enormes movilizaciones antifascistas en Argentina y el mundo y que en Chile fue acompañada en varias ciudades, en rechazo de la persecución del gobierno de Milei a minorías sexuales, los piqueteros y la izquierda.

Milei contraatacó en una entrevista con uno de sus periodistas a sueldo incondicionales confirmando que iguala lo que él llama ideología de género, que son los movimientos de lucha contra la opresión de mujeres y la comunidad LGBTI, a la pedofilia. Pero también diciendo que no pueden acusarlo a él de fascista, porque el fascismo… ¡es de izquierda!

Dijo Milei en esa entrevista: “Primero que nada, quiero dejar en claro que no somos un gobierno fascista. Si fuéramos un gobierno fascista, no habría una marcha de este estilo. Hay que recordar también que nazi viene de nacional socialismo… Vamos muchachos, háganse cargo. Eran de los de ustedes, eran de izquierda”. Esta flagrante mentira histórica, de una llanura intelectual impresionante, además de una canallada moral, vienen repitiendo todo un coro de operadores de derecha en las redes como los Kaiser, Laje, Milei, Musk, suma y sigue. Hace poco la repitieron en una transmisión por Twitch el hombre más rico del mundo e integrante del gabinete de Trump, Elon Musk, con una candidata del grupo neonazi que apoya en las elecciones alemanas, el AfD: «Hitler era comunista, y se consideraba a sí mismo como socialista», respondió Alice Weidel, presidenta del partido, a la pregunta de Musk sobre los informes de los medios que vinculan a la AfD con el nazismo. Añadió sobre Hitler: «no era conservador, no era libertario, era un tipo comunista, socialista, y nosotros somos todo lo contrario».

Está claro que esta ultraderecha quiere hacerse la distraída, tirando la pelota afuera y negando su filiación facha, pero vamos al punto: ¿es o no es de izquierda el nazismo? El argumento de que todo estatismo es de izquierda es absurdo. Hay derechas más liberales o más intervencionistas en economía. El gobierno de Trump, por ejemplo -del que Milei es fanático- es fuertemente intervencionista, planteando barreras proteccionistas, aranceles, subsidios e intervenciones militares para favorecer a la burguesía de su país en conflicto con el resto.

Hitler y Mussolini usaron mucho la intervención económica del Estado. También Roosevelt en Estados Unidos con el New Deal y todos los gobiernos capitalistas en mayor o menor medida. Buscaron las mejores condiciones con esta intervención para el desarrollo capitalista. Milei se hace el anarcocapitalista pero defiende el uso del Estado igual que ellos, para mantener el valor del dólar y de los salarios y, por supuesto, para reprimir a trabajadores y opositores. Misma situación es la que plantean los republicanos y libertarios chilenos; Kast y Kaiser dicen estar en contra del Estado, pero no plantean su eliminación, pues tienen claro que el estado es su gran arma de dominación en la lucha de clases, por medio de la cual pueden llevar adelante la represión al movimiento obrero si es que así lo necesita el orden burgués.

Los teóricos del socialismo y el comunismo revolucionario, al revés, plantearon un Estado verdaderamente mínimo, que sirva para terminar con la explotación de una mayoría por una minoría de la sociedad, pero que luego tienda a disolverse en el gobierno de la mayoría social, que son los trabajadores. Estatismo y comunismo no son sinónimos, para nada.

Los fascistas en Italia y los nazis en Alemania surgieron como movimientos reaccionarios, de extrema derecha, para contraatacar contra la radicalización de trabajadores que abrazaban el socialismo y el comunismo y reprimirlos y encarcelarlos una vez que llegaron al poder.

Como explicaba Trotsky: «El último paso en el proceso de disgregación del capitalismo monopolista (imperialismo) es el fascismo». Cuando los mecanismos policiales y militares normales de la dictadura burguesa se vuelven insuficientes para contener la crisis, el capital financiero se lanza directamente a la represión brutal y a la destrucción de toda organización obrera. El fascismo usa a la pequeñoburguesía como carne de cañón, movilizándola contra los trabajadores, bajo el financiamiento del gran capital. Su objetivo es eliminar cualquier posibilidad de organización independiente de la clase obrera y consolidar el dominio directo de los monopolios.

Desde el «Mein Kampf» en adelante, Hitler planteaba la necesidad de invadir la URSS para el desarrollo de Alemania y para exterminar el comunismo. Luego de un acuerdo corto (y criminal de parte de Stalin), invadió la URSS y fue derrotado allí, siendo el Ejército Rojo el que liberó los campos de concentración e ingresó a la capital nazi de Berlín triunfante. En fin… se trata de una burrada histórica insostenible. Agreguemos que los argumentos reiterados de que Musk o Milei y sus aliados no pueden ser denunciados por fachos porque son aliados de Israel, no tienen sostén alguno. El sionismo no es sinónimo de judaísmo. El sionismo sirve como enclave imperialista contra los palestinos y otros pueblos de Medio Oriente. Como tal, tuvo apoyo de funcionarios nazis en su época y hoy el gobierno genocida de Netanyahu es un verdadero ídolo para la extrema derecha en todo el mundo, incluidos muchísimos antisemitas y neonazis confesos, porque usa los métodos de limpieza étnica y represión militar extrema que fantasean con poder usar ellos.

No te dejes embarullar. A los fachos, los enfrentamos y los derrotamos en la calle, con movilizaciones, huelgas y acciones de lucha.

¡No pasarán!

Basado en la nota original de Prensa Obrera:

https://prensaobrera.com/opinion/como-pueden-decir-que-los-nazis-eran-comunistas

10/02/25