Varios centenares de bolsonaristas que estaban acampando frente a cuarteles del Ejército han sido trasladados en micros hasta la Explanada de Brasilia, donde se encuentran la sede del poder ejecutivo, Planalto, el recinto del Congreso y el Tribunal Federal.
Allí en una caótica y destructiva marcha ocuparon estas sedes y están realizando destrozos. El avance de estos contingentes bolsonaristas solo fue posible porque la Policía Federal constituyó una “zona liberada” y se retiro de las vallas de seguridad. Fotos publicadas muestran a contingentes policiales rodeando quioscos de venta de agua de coco en actitud de total relajo.
El secretario de Seguridad del distrito de Brasilia, Anderson Torres, a pesar de haber sido advertido de esta movilización, se ausento de “vacaciones” viajando al exterior, sin tomar ningún tipo de medidas preventivas. Fue exonerado por su “negligencia”, por el gobernador de Brasila, Ibaneis Rocha, un bolsonarista de la primera hora. El presidente Lula, que hoy –domingo- no se encontraba en el Planalto acaba de decretar la intervención federal a la seguridad de Brasilia.
Pero lo que no ha hecho ni Lula, ni el PT, ni las centrales obreras (CUT, etc.) es declarar la huelga general y la movilización activa de las masas de trabajadoras. Depositan su “confianza” en que los poderes constitucionales normalicen la situación.
Huelga y movilización: por cárcel a los ocupantes bolsonaristas del Planalto que declaran abiertamente su objetivo golpista; destitución de los jefes de la Policía Federal, cómplice del accionar fascistoide del bolsonarismo y disolución de este organismo represivo contra el pueblo trabajador. Levantar al mismo tiempo los reclamos urgentes de las masas (derogación de las “reformas” antiobreras y reaccionarias en materia laboral y previsional, etc.), para pasar a imponerlos a través de la acción directa de la movilización de masas.
Pero lo que no ha hecho ni Lula, ni el PT, ni las centrales obreras (CUT, etc.) es declarar la huelga general y la movilización activa de las masas de trabajadoras. Depositan su “confianza” en que los poderes constitucionales normalicen la situación.
Huelga y movilización: por cárcel a los ocupantes bolsonaristas del Planalto que declaran abiertamente su objetivo golpista; destitución de los jefes de la Policía Federal, cómplice del accionar fascistoide del bolsonarismo y disolución de este organismo represivo contra el pueblo trabajador. Levantar al mismo tiempo los reclamos urgentes de las masas (derogación de las “reformas” antiobreras y reaccionarias en materia laboral y previsional, etc.), para pasar a imponerlos a través de la acción directa de la movilización de masas.
A nadie se le escapa que esta ocupación fascistoide del Planalto se cumple a exactos dos años (6 de enero 2021) de que reaccionarias huestes que se reivindican “trumpistas” ocuparon el Capitolio, reclamando anular las elecciones que había ganado Biden. Similar reclamo contra Lula levantan los asaltantes bolsonaristas. Al cierre de esta nota no se conocen declaraciones de los mandos militares; pero todo indicaría que la asonada habría contado con una complicidad o al menos con un guiño de las fuerzas armadas que como es sabido ocuparon un lugar prominente dentro de aparato del Estado bajo el mandato de Bolsonaro.
Nota original de Prensa Obrera