Miles de manifestantes arribaron el jueves 19 a la capital peruana desde distintos puntos del interior del país, especialmente desde las empobrecidas regiones del sur, como Ayacucho, Cusco, Apurímac y Puno. La llamada Marcha de los 4 Suyos, o “toma de Lima”, reclama la salida del gobierno golpista de Dina Boluarte.
Las caravanas campesinas avanzaron durante días enteros en micros, recibiendo en el camino la solidaridad de los pobladores, que entregaban agua y alimentos a los manifestantes. En la capital, universidades y organizaciones sociales albergan a los recién llegados. Una situación que recuerda el reciente levantamiento popular en Ecuador, cuando los indígenas se instalaron en Quito, pernoctando en universidades y la casa de la cultura, en rechazo a la anulación de los subsidios a los combustibles.
El repudio al golpe de Estado contra Pedro Castillo, en diciembre pasado, se combina con la bronca de indígenas y campesinos por la pobreza y la discriminación a la que se encuentran ancestralmente sometidos por parte de la élite dominante peruana.
Sin una dirección que centralizara las protestas, las columnas se desperdigaron por distintos puntos de Lima. El gobierno montó un descomunal despliegue policial y rodeó el Palacio de Gobierno y el Congreso con uniformados. Manifestantes fueron reprimidos cuando intentaban abrirse paso hacia la sede del cuestionado Poder Legislativo, donde se fraguó la maniobra para desplazar a Castillo del cargo.
Boluarte sostuvo en un discurso televisado que tiene la situación bajo control, volvió a acusar de “terrorismo” a los manifestantes y calificó como “inmaculado” el comportamiento de las fuerzas de seguridad, que ya asesinaron a 44 personas desde el comienzo de las protestas -incluyendo masacres como la de Juliaca.
Pero pese al esfuerzo de la presidenta y de los grandes medios de comunicación por mostrar que la situación está contenida, se sostienen cientos de bloqueos de ruta en todo el país. En el interior continúan las movilizaciones y quienes llegaron a Lima permanecerán en la capital.
La jornada del 19 fue acompañada por un paro general de la CGTP, la central obrera peruana. Algunas federaciones estudiantiles también se plegaron a las movilizaciones.
Las consignas que más aparecieron en las calles limeñas son la salida de Boluarte y el titular del Congreso, el ultraderechista José Williams -un general involucrado en violaciones de los derechos humanos en los 80, que sigue a la presidenta en la cadena de mando y la sucedería en caso de renuncia.
También está presente el reclamo de cierre del Congreso, la convocatoria a una asamblea constituyente, la libertad de Castillo, y el juicio y condena de los responsables de la represión. Durante la jornada del 19, las fuerzas de seguridad cargaron contra manifestantes que intentaban llegar a los aeropuertos de Arequipa y Cusco. En el primer caso, hubo un muerto.
Viva el levantamiento popular peruano contra el gobierno golpista y asesino. Por una asamblea Constituyente libre y soberana que reorganice el país sobre nuevas bases sociales.
Nota original de Prensa Obrera