Los hechos recientes permiten sacar dos conclusiones muy importantes.
La crisis capitalista engendra choques de masas y una gran polarización política y social.
Existe un hilo conductor de estos combates en los países de la región.
El imperialismo pretende apretar más fuerte las clavijas.
Mediante las deudas externas que arrastran hace décadas nuestros países.
Mediante el saqueo de nuestros recursos nacionales.
Este apriete es el que ha hecho estallar Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, Haití, Puerto Rico en una ola que se sigue extendiendo.
Otro hecho es claro.
El nacionalismo burgués de nuestros países es incapaz de enfrentar este saqueo.
No ha podido terminar con el atraso de nuestros países cuando los “progres” y “nacionales y populares” dominaban los gobiernos de la región.
No han enfrentado los golpes “institucionales” cuando destituyeron a Zelaya, Lugo o Dilma.
El pacto de Evo Morales y el MAS con Añez vuelve a mostrar su impotencia.
Han reconocido al golpismo mientras sigue masacrando a su propia base política y social. Prefieren desmovilizar al pueblo antes de que la rebelión se transforme en revolución social.
En Chile, la oposición ha suscripto un pacto con el asesino Piñera, para intentar contener las movilizaciones ofreciendo cambios cosméticos.
Las centrales obreras de Argentina, Brasil, Uruguay responden a estas fuerzas, y no mueven un dedo en defensa de los pueblos rebelados. Un paro regional sería un respaldo enorme a las rebeliones.
Las burguesías latinoamericanas viven de la explotación de sus poblaciones. No pueden liderar un camino emancipador.
Esta tarea queda reservada a los trabajadores que deben tomar en sus manos la conducción política de las naciones latinoamericanas y encarar una transformación del continente sobre nuevas bases sociales.
Es decir, gobierno de trabajadores en el camino de la unidad socialista de América Latina.
Es en esta perspectiva que el Partido Obrero le propone al Frente de Izquierda-Unidad de Argentina, a toda la izquierda que se reclame revolucionaria de la región y a los sectores obreros combativos la realización de una Conferencia Latinoamericana.
Los combates necesitan que reagrupemos una vanguardia, saquemos conclusiones y tomemos medidas comunes de lucha.