Nos sumamos y llamamos a apoyar el «Frente por la Unidad de la Clase Trabajadora»
Las y los compañeros que conformamos la Fuerza 18 de Octubre nos sumamos al Frente conformado por el Partido de Trabajadores Revolucionarios, Movimiento Socialista de los Trabajadores, Fuerza Unidad y Lucha, Revista El Porteño- Unidad de Trabajadores y Socialismo Revolucionario. Lo hacemos en la comprensión de que la izquierda que se reclama revolucionaria tiene la responsabilidad de realizar los esfuerzos necesarios para poner en pie un frente único que, sobre la base de un acuerdo programático obrero y socialista, se presente como una alternativa independiente de lxs trabajadorxs frente al estado, la clase patronal y sus candidatos e intervenga, en todos los terrenos de la lucha de clases y que apunte a que la clase trabajadora se transformen en una alternativa de poder abriendo paso a un gobierno propio.
El campo de acción de éste frente no debiera estar limitado al plano electoral, sino que debe organizar e impulsar las luchas y medidas de acción directa del movimiento obrero y de lxs explotadxs y por supuesto contra la represión estatal, reclamando la libertad de lxs cientos de compañerxs presxs por luchar, así como justicia y reparación a las víctimas. Concebimos la intervención electoral como el puntapié de una política para llevar éste planteo al seno de las organizaciones obreras, estudiantiles, territoriales. Para desarrollar una amplia deliberación que culmine en un Congreso de los Trabajadorxs y Explotadxs que apruebe un programa y avance en un plan de lucha en esta perspectiva. Las y los trabajadores, con sus organizaciones, deben intervenir en la crisis directamente para romper con el operativo de desvío y contención de la rebelión popular y llevarla hasta el final, hasta que caiga el gobierno de Piñera y el régimen criminal en su conjunto y así conquistar una asamblea constituyente libre, soberana y con poder para dar respuesta a las reivindicaciones populares, en oposición a la Convención Constituyente amañada que, bajo la dirección política de los partidos de los 30 años, se encuentra sometida al pacto del 15 de noviembre.
Nuestra convicción de sumarnos a este frente se inscribe en la lucha por construir una alternativa política que superando el electoralismo contribuya a enfrentar a la “izquierda” tributaria del régimen y su estrategia de contención. Sin soslayar las diferencias que existen entre los partidos y fuerzas que lo integran, lo valoramos como un campo de independencia de clase. Llamamos a las y los compañeros del Movimiento Internacional de Trabajadores (MIT), y del Movimiento Anticapitalista y de los sectores combativos del movimiento obrero y la juventud, a ser parte de esta construcción.
Bajo estas premisas resaltamos el valor de Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad -FITU- que en Argentina representa una conquista para la clase trabajadora ya que se opone por el vértice a la política de colaboración de clases del nacionalismo burgués y que acaba de lograr un importante avance en el reciente proceso electoral. Este mismo desafío lo tenemos en todo el continente: crear un polo político que defienda las banderas de la independencia de clase y se convierta en un canal para que las y los trabajadores irrumpan en la escena como un factor político independiente y así romper con el chaleco de fuerza y el freno impuesto por los partidos y direcciones tradicionales , adaptados e integrados al régimen vigente. Venimos de participar, el año pasado, en una Conferencia latinoamericana que reunió 50 organizaciones y estamos impulsando la realización de una segunda Conferencia para continuar y profundizar el paso que dimos para llevar esta perspectiva a escala continental: poner en pie una fuerza revolucionaria alternativa frente a la Trump-bolsonarista-piñerista Mesa de Lima y al centroizquierdismo populista Encuentro de Puebla. La experiencia del Frente Amplio en Uruguay, del PT de Dilma y Lula en Brasil, de la Concertación chilena y otros sectores nacionalistas burgueses y/o frentepopulistas nos hablan de una política de contención de la lucha de nuestros pueblos y de sus reivindicaciones que terminan abriendo el camino al retorno de la derecha neoliberal. En oposición a esa política que lleva irremediablemente a una encerrona y a una frustración, reivindicamos la lucha estratégica por un gobierno de trabajadorxs y la Unidad Socialista de América Latina.
La transición ordenada de los partidos del régimen:
El operativo de salvataje del régimen político que se constituyó en torno a un apretado pero extenso calendario electoral (proceso constituyente incluido) culminaría con las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias. Las estimaciones favorecen a Gabriel Boric (FA), artífice del pacto del 15 de noviembre contra el pueblo movilizado que salvó al gobierno de criminal de Piñera de su caída.
Para la derecha, que viene acumulando importantes derrotas electorales, pasar a segunda vuelta en la carrera presidencial sería en sí mismo auspicioso y pretende defender su bloque en el congreso. Estamos frente a una derrota histórica para la ex Concertación, que tras conducir los destinos del país en gran parte de los 30 años post dictadura y, por lo tanto, responsable de las políticas antiobreras y privatizadoras que hundieron a las y los trabajadores en deudas para acceder a derechos elementales, quedaría reducida a una pequeña representación parlamentaria, fuera de algunas alcaldías.
Como actor emergente en el proceso constituyente, el sector de lxs independientes y dentro de él la Lista del Pueblo, concentró la atención en relación a la definición de su participación en las elecciones con candidaturas propias. Lejos de abrirse una deliberación popular en torno a lxs candidatxs y, lo más importante, al programa político como lo habían anunciado, primaron las maniobras de una cúpula dividida por sus apetencias electoralistas. El resultado de éste derrotero fue la liquidación de un espacio que generó expectativas como alternativa a los partidos del “orden” de los 30 años. Hacemos un llamado a las y los luchadores que se han referenciado políticamente con la LDP y a lxs convencionales electos por éste espacio a balancear esta experiencia, rechazando sus métodos descompuestos así como la política acomodaticia a intereses a ajenos a los de la clase trabajadora.
Por su parte, la convención constituyente sigue envuelta en discusiones “ reglamentarias” que están totalmente alejadas de las necesidades de las mayorías populares. Dentro de los márgenes del pacto del 15 de noviembre, reafirmando sus mecanismos de amarres como la regla de los 2⁄3, funcionando con presxs políticxs, con el Wallmapu militarizado y la represión estatal que se sigue cobrando víctimas. El abismo con las necesidades del pueblo trabajador no puede ser mayor. El ingreso de un importante número de convencionales independientes referenciados con la rebelión popular desatada el 18 de octubre del 2019 no se tradujo en un quiebre con el diseño de una convención como operativo de contención y desvío, toda vez que estos terminaron adaptándose a la política del FA/PC/PS. En éstas condiciones no puede esperarse más que un texto constitucional estructurado en torno a la propiedad privada, con meras reformas cosméticas y todos los pilares del sistema capitalista intactos para que los sectores de la burguesía que lucran con la explotación y los derechos fundamentales como la vivienda, la salud, la educación y las pensiones, lo sigan haciendo, al amparo de un estado gestionado por el mismo personal político de los 30 años.
La pretensión de cerrar un ciclo y qué salida tenemos las y los trabajadores:
La debacle política de la Lista del Pueblo, incitó a varios a decretar que “el estallido terminó”, es decir que cumplió su función de lograr la “reforma” de la constitución y de ahí en más se clausuraron sus perspectivas políticas simplemente. Sin embargo, las razones que le dieron origen lejos de disiparse se han visto potenciadas por la pandemia y la crisis mundial. El acceso a la educación, a la vivienda, a la salud, a salarios y pensiones que alcancen para vivir, etc como reivindicaciones insignias de la rebelión popular no solo tienen plena vigencia, sino que se han visto actualizadas luego de la crisis pandémica y la inflación.
Un eventual gobierno del FA/PC, sería aceptado por las clases dominantes en función de ejercer la contención del desarrollo de las luchas y los reclamos de los explotados. Pero…va a tener que surfear sobre un agravamiento de las contradicciones en virtud de una crisis social y económica por el peso creciente de la deuda externa adquirida en los últimos años, con los «fondos de estabilización económica y social» casi agotados para hacer frente a la asistencia social, con altos niveles de desocupación y carestía. Estaríamos frente a una olla a presión, sin que además el próximo gobierno disponga del “recurso” dilatorio de la convención constituyente para que pueda descomprimir la situación. Los guiños y garantías que desde “Apruebo Dignidad” se dieron al capital no garantizan márgenes de gobernabilidad sino que los estrechan.
Frente al estrepitoso y descompuesto final de la LDP, lxs vocerxs de los partidos de los 30 años salieron al unísono a tratar de capitalizar el desbarranque político de éste sector de independientes para reivindicar las estructuras partidarias que fueron impugnadas por el pueblo chileno movilizado, como ejecutores de las políticas neoliberales, al grito de “No son 30 pesos, son 30 años”. Hacer un balance de ésta experiencia es vital para la clase trabajadora ya que el discurso anti partidos, sin distinción alguna de los programas políticos que levantan, los intereses que defienden y la trayectoria que han tenido en la defensa de ellos, es una posición reaccionaria. Las y los trabajadores tenemos derecho a darnos nuestras propias organizaciones para intervenir en la realidad desde una perspectiva clasista, con el objetivo estratégico de la lucha por el poder y si algo reafirma lo sucedido con la LdP es la urgencia de llevar adelante esta tarea. El gran desafío en Chile es darle una expresión política a la rebelión popular, en términos de programa, organización y acción política, que es la asignatura no resuelta por los independientes y que está en la base de su implosión. La plataforma de lxs independientes no recogió las aspiraciones y transformaciones que puso sobre el tapete el levantamiento popular y terminó sucumbiendo a las presiones del estado, la clase capitalista y al operativo de contención, orquestado mediante una convención constituyente amañada. Llamamos a lxs militantes, luchadorxs, convencionales honestos que fueron artífices del batacazo inicial en el plebiscito y las elecciones de mayo a sacar todas las conclusiones de esta experiencia y plegarse al Frente.
Así mismo, llamamos a la clase obrera a sumarse a ésta deliberación de cara a los desafíos políticos que tenemos planteados y enfrentar la transición ordenada en torno a los intereses de las patronales. Participaremos plenamente en la elaboración de una plataforma programática unitaria del Frente que desnude las mentiras e hipocresía de las clases dominantes y elabore un pliego nacional de reivindicaciones de las masas. Estatización sin pago de las AFP: jubilación estatal bajo control de jubiladxs y trabajadorxs, basada en los aportes patronales. Universidad y sistema educativo estatal, laico y gratuito. Anulación de las “deudas educativas”. Nacionalización integral de la minería, el sistema bancario y el comercio exterior, bajo control de lxs trabajadorxs. Aumentos salariales automáticos acorde con la inflación. Reconocimiento incondicional de los derechos de los pueblos indígenas. Y demás reivindicaciones obreras y antiimperialistas. Como Fuerza 18 de Octubre nos sumamos al «Frente por la Unidad de la Clase Trabajadora» y llamamos a apoyarlo. Asumimos el compromiso a hacer los esfuerzos para llevar hasta el final la lucha para que se vaya Piñera y el régimen corrupto en su conjunto. Por una asamblea constituyente libre y soberana y un gobierno de las y los trabajadores.