CHILE: BORIC SUMA OTRA DERROTA, ESTA VEZ DE MANOS DE LA ULTRADERECHA

Históricas cifras de votos nulos, blancos y abstención.

Las elecciones del pasado domingo se convirtieron en un nuevo episodio de la crisis política en la que se encuentra inmersa Chile desde la rebelión popular del 2019. El contundente triunfo de la ultraderecha pinochetista -representada por el Partido Republicano- le permitió alzarse con la mayoría necesaria para tener, por sí misma, el dominio político del proceso constituyente: consagró 23 consejeros constituyentes (eran 22 antes de la corrección por paridad), ésto es más de los escaños necesarios para ejercer el poder de veto en relación al anteproyecto elaborado por la comisión experta. Ello importa una derrota significativa para el gobierno que pretendía alcanzar al menos 21 consejeros para reservarse el veto y sólo llega a 16 según la corrección que favoreció a los ultraderechistas. El otro sector derrotado es “Chile Vamos” que pretendía canalizar el descontento con el gobierno y termina retrocediendo, logrando sólo 11 bancas. Por los pueblos indígenas finalmente ingresa un consejero por lo que la composición del Consejo será de 51 integrantes.

Capítulo aparte merecen el Partido de la Gente y la lista que nucleaba al resto de la ex concertación que no lograron los votos necesarios para tener representantes en el Consejo. En el primer caso, las expectativas eran grandes ya que el populismo derechista desplegado le permitió en las elecciones pasadas obtener el tercer lugar en la carrera presidencial y consagrar un bloque de parlamentarios y sin embargo, fueron castigados tras la comprobación de vínculos concretos con el narcotráfico mientras hacían demagogia con los problemas de inseguridad. No se esperaba lo mismo en relación a la lista de Lagos, los ex concertacionistas, que siguen en picada elección tras elección.

Cómo caracterizar el crecimiento del voto nulo, blanco y la abstención.

El rechazo al gobierno y a la farsa de reforma constitucional tuvo una clara expresión en el crecimiento del voto nulo en particular, pero también en el voto blanco y la abstención. Se trata de un pronunciamiento por izquierda contra los partidos del régimen y su engendro constituyente. No puede ser interpretado como mero desinterés o ignorancia, como interesadamente lo hacen algunos sectores políticos, ya que implica una acción política consciente considerando la reciente reposición de la obligatoriedad del voto y en el marco de una iniciativa política que intervino en el proceso impulsando esas opciones.

Claramente puede condensar elementos heterogéneos, pero sería un error subestimar la acción de millones de chilenas y chilenos que se valieron de éstas variantes electorales para pronunciarse en contra de éste fraude antidemocrático y sus artífices. Un indicio de que iban a convertirse en expresiones de relevancia del descontento lo vimos en las semanas previas donde, desde el PC al Partido Republicano, iniciaron una campaña de chantaje para desalentarlas. Unos y otros acusaban de “hacerle el juego” a sus contrarios a quienes se inclinaban por éstas variantes legítimas de expresión de rechazo a su cocina constituyente. El Servicio Electoral hizo lo propio recordando que los montos de las multas a que se arriesgaban quienes no concurrían a sufragar.

Pero veamos los números en concreto para valorar correctamente éste pronunciamiento tomando como punto de comparación los resultados del plebiscito del 4 de septiembre del 2022 ya que es pertinente en virtud de que es inmediatamente anterior, se trata de una elección en el marco de un proceso constituyente, con los mismos actores como oficialismo y oposición y con voto obligatorio. Así vemos que el voto nulo de 200.881 (1,54%) pasa a 2.119.506 (16,98%); el voto blanco de 77.340 (0,59%) pasa a 568.673 (4,56%); y la abstención pasó del 14,14 % al 15,13%, es decir, no votaron 2.291.709 electores. En total estamos hablando de casi 5 millones de personas que pese al chantaje político y las amenazas de sanciones, igualmente decidieron pronunciarse por éstas vías. Considerando que el triunfador en éstos comicios, el Partido Republicano, sacó un total de 3.468.258 de votos,  hay que merituarlo también a la luz de las cifras expuestas.

¿Se consolida la ultraderecha como alternativa política?

Lo dicho hasta acá no nos hace perder de vista que hay un corrimiento del escenario político hacia la derecha. Los dos últimos episodios electorales han puesto de manifiesto que la derecha capitalizó el descontento popular. Sin embargo, el 4 de septiembre a través de una parte del “rechazo” y el domingo pasado con el voto nulo, blanco y abstención, un sector de las masas que ha participado protagonicamente de la rebelión del 2019 votó contra la política del gobierno y la derecha. La volatilidad que caracteriza el período es síntoma también del descontento popular que crece en la medida que las condiciones de vida se deterioran.

Éstos resultados impactan tanto en el oficialismo como en la oposición, en una reconfiguración interna y de cara a lo que resta del mandato de Gabriel Boric. En el gobierno se aprestan a incorporar a la moribunda Democracia Cristiana, en busca de “aumentar los márgenes de gobernabilidad» arguyen. Y, como ya lo vislumbran las declaraciones del presidente conocidos los resultados, a adoptar una posición aún más rastrera frente a la derecha. En lo que respecta a la oposición, los republicanos logran una hegemonía en la derecha no sólo en relación al proceso constituyente sino, y sobre todo, en sus aspiraciones presidenciales.

Ahora bien, ésto es posible gracias a la enorme frustración que ha significado el gobierno de Boric. Es este gobierno el que le hizo el juego desde la conformación misma de su gabinete a la derecha que había sido impugnada y castigada por el pueblo trabajador en las calles y en las urnas. El gobierno de Gabriel Boric lejos de las promesas en favor de las y los trabajadores, es un gobierno de continuidad. Asumió, en todos los planos, la agenda de la derecha privilegiando los intereses de la burguesía nacional y trasnacional, descargando la crisis en las familias trabajadoras y profundizando las políticas represivas contra quienes se organizan y luchan.

Por una salida de las y los trabajadores

En un escenario donde la ultraderecha sale fortalecida, reivindicamos a la importante franja del pueblo chileno que en las elecciones del domingo pasado expresó su bronca a través del voto nulo, blanco y también la abstención. Lo valoramos en su mérito considerando además el contexto de reflujo del movimiento obrero y de lucha.

La acción de la izquierda crítica del gobierno tuvo la virtud que se organizó en torno a un objetivo concreto y empalmó con un sentir popular de hastío frente al manoseo de un proceso que sólo interesa a los objetivos de sus promotores, mientras las familias trabajadoras están cada vez peor. Se logró estructurar un frente único, que llevó adelante una campaña coordinada en sus lineamientos gruesos. En adelante queda reforzarlo, ampliándolo con otros sectores que en ésta primera etapa no lograron integrarse. Debemos emplazar a la CUT y sindicatos a romper con toda subordinación al gobierno que ha entregado nuestros intereses en aras de su alineamiento con el programa de la derecha. Impulsando un proceso de deliberación obrera y popular con miras a un plan de lucha por la resolución de nuestras demandas. Ni el gobierno, ni ninguna constituyente tutelada va a darnos las respuestas que necesitamos, a nuestra agenda la vamos a imponer con los métodos históricos de la clase obrera.