El gobierno es derrotado y la ultraderecha se fortalece

Gran avance del voto nulo, blanco y abstención

Este domingo 7 de mayo se llevó adelante la elección de los 50 integrantes del Consejo Constitucional, el único órgano del nuevo operativo constituyente cuyos miembros son electos con el voto y que tendrá la acotadísima tarea de revisar un anteproyecto ya elaborado por la comisión de expertxs. Se trata de la segunda elección que se realiza con la reposición del voto obligatorio y a ello se debe la participación del 84,8%. La ultraderecha -el Partido Republicano de Kast- se alza con el triunfo con un 35,40% que le permite consagrar 22 consejeros (es decir, uno más de los necesarios para ejercer el poder de veto). En segundo lugar quedó una de las listas oficialistas, “Unidad para Chile”, compuesta por el Frente Amplio, el Partido Comunista y el Partido Socialista, que obtuvo un 28,59% que se traduce en 17 consejeros. En tercer lugar quedó la derecha tradicional (UDI, RN y Evópoli) que logra un 21,7% ingresando 11 consejeros constitucionales. La otra lista oficialista compuesta por el resto de la ex Concertación protagonizó una pésima performance electoral sin obtener escaños, al igual que el Partido de la Gente (PdG), respecto a la cual se tenían ciertas expectativas por el tercer lugar obtenido en las elecciones presidenciales.

Un dato significativo lo representan los 2.119.448 votos nulos -16.98%- a los que se suman los blancos con 568.490 -4,55%- y una abstención que orilla el 15%. Así los votos nulos se posicionan como tercera fuerza, superando a la derecha tradicional, la lista de los ex concertacionistas y el PdG. Entre nulos y blancos suman más de dos millones y medio de votos contra el manoseo antidemocrático que significa el fraude constituyente en curso.

 

El gobierno, el gran derrotado

Estos resultados implican, en primer lugar, una clara derrota para el gobierno que pretendía conquistar al menos 21 consejeros para tener posibilidad de vetar artículos. Este poder quedó en manos del pinochetista Partido Republicano, pero además hay que sumar los escaños alcanzados por Chile Vamos, por lo que en total la derecha logra 33 consejeros. Así las cosas, tendremos un proceso constituyente dirigido por el sector político que abiertamente se declaró defensor de la Constitución de la dictadura y que estuvo en contra del pacto político que lo habilitó. Es decir, por si alguna duda cabe, el texto constitucional resultante va a ser en extremo reaccionario y una reafirmación del régimen político vigente.

A poco más de un año de asumir el gobierno, Gabriel Boric suma su segunda derrota electoral, que importa un nuevo pronunciamiento negativo a su gestión. El allanamiento a las imposiciones de la oposición derechista sólo sirvió para revitalizarla -y a la versión más extrema de ella. En sus declaraciones post elecciones  el presidente se preocupó en mostrarse abierto al “diálogo” con la derecha pinochetista triunfante. Es decir, que piensa seguir capitulando ante la derecha.

 

El significado del voto nulo

Los más de dos millones de votos nulos (a los que hay que sumar los blancos), son la contracara del triunfo de la ultraderecha. Se trata de un voto con un peso político más relevante en la medida que no tuvo mucho peso en las elecciones del último período: si miramos el plebiscito del 4 de septiembre del 2022 -también con voto obligatorio- el salto es impresionante ya que en dicha oportunidad fueron 200.881 los votos nulos, esto es, un 1,54% y 77.340 blancos que representaban un 0,59%. Estamos ante un salto muy importante que implica una acción más consciente de protesta contra el proceso. No fueron pocas las mesas donde el voto nulo salió en primer lugar.

La campaña por el voto nulo asumida por las organizaciones sociales y políticas nucleadas en el “comando del Anulo” -en la que participamos como Fuerza 18 de Octubre- fue modesta en torno a los recursos disponibles en comparación con los aparatos de los partidos autores del engendro constituyente. Sin embargo, se fue abriendo paso en la medida que sintonizó con el descontento popular y con el correr de las semanas se instaló como una opción política de impugnación a la cocina contra el pueblo.

La importancia de levantar una alternativa para que la desaprobación del pueblo al gobierno y la constituyente trucha se abriera paso radicó en ofrecer un canal para disputarle a la derecha y ultraderecha la hegemonía de ese descontento, y revela las reservas que existen en las filas de lxs trabajadorxs y la juventud para poner en pie una alternativa en los términos de la clase obrera a una crisis que los partidos del régimen pretenden seguir descargando en nuestras espaldas. La farsa constituyente sigue su itinerario y estos resultados no hacen otra cosa que profundizar la crisis política. El gobierno intentará mantenerse a flote estrechando sus pactos con la oposición derechista. Las y los trabajadores tenemos la tarea de avanzar en la lucha para conquistar respuestas a nuestras acuciantes necesidades y  así avanzar también en un nuevo rumbo político para lxs explotadxs chilenxs.