La Siderúrgica Huachipato, al igual que en marzo, ha decidido suspender sus operaciones. La empresa argumenta que no puede trasladar al precio final las sobretasas aplicables al acero chino y por lo tanto se mantienen las condiciones desfavorables de competencia en precios. En un comunicado, la compañía explicó que esta decisión no podrá cambiarse en el corto o mediano plazo. Entre las razones que mencionan están la imposibilidad de trasladar los costos de las sobretasas recomendadas por la Comisión Antidistorsiones, el aumento del dumping por parte de los productores chinos y la complicada situación financiera que enfrenta la empresa desde hace años.
Al mismo tiempo el gobierno se dedica a criticar la administración de Huachipato y Molycop, sin dar alguna respuesta real y de fondo que garantice los puestos de trabajo de cientos de trabajadores y trabajadoras; la conversación se centra en distorsiones más, distorsiones menos que se puedan aplicar al precio del acero para garantizar la rentabilidad del negocio, dejando de lado el real problema para la población trabajadora. La salida planteada para sus operarios, en cambio, es implementar un plan de miseria, programas de capacitación y de reinserción laboral: entiéndase con esto, dejar a sus trabajadores a la deriva. Hablamos de unos 22 mil empleos -entre directos e indirectos- que dependen de la existencia de las operaciones de la compañía.
Segundo capítulo de la crisis en Huachipato
La siderúrgica en cuestión es parte del conglomerado empresarial que conforma la Compañía de Acero del Pacífico (CAP), compuesta además por empresas mineras y de infraestructura que se encuentran en distintos puntos del país. El estado chileno era dueño de parte de la CAP, pero bajo la dictadura fue privatizada por completo.
Huachipato registra pérdidas hace varios años en gran parte como consecuencia del ingreso del acero proveniente de China, muchas veces a precios muy por debajo de los que se manejan localmente, por lo que el acero chino fue copando el mercado. Ante ello, recientemente la empresa denunció la práctica distorsiva de los precios (“dumping”) ante la “comisión antidistorsiones” la cual definió sobretasas del 15% promedio para las importaciones de acero de empresas chinas. Sin embargo, el parche prontamente se mostró insuficiente por la empresa y se aceleró el anuncio de la suspensión indefinida de sus actividades.
Es importante considerar que las pérdidas que se vienen verificando en Huachipato, no ocurren con el resto de las empresas de la CAP, las que han registrado cuantiosas ganancias en las últimas décadas. Es decir, que el grupo empresario se alza con cientos de millones de dólares en cada año, sin que ello se vea afectado por los registros negativos de Huachipato. La suspensión de las actividades de la siderúrgica por parte de la CAP es un golpe de efecto para que el estado salga a su rescate. Reclaman mayores sobretasas al acero chino, pero conscientes de la magnitud de las implicancias negativas del cierre pueden correr la línea toda vez que consideren insuficientes las medidas favorables a sus intereses. Incluso han dejado abierta la puerta a que el estado se incorpore como “socio estratégico”, es decir, cuando les conviene se olvidan del cuento del estado subsidiario, reclaman su presencia a los gritos para que se haga cargo de las pérdidas.
Huachipato somos todxs
Para un gobierno de continuidad con el régimen capitalista neoliberal instaurado por la dictadura, el tema representa una crisis porque si hay algo que ha quedado en claro es que no están dispuestos a sacar los pies del plato, sino más bien a restablecer la estabilidad que perdió por la irrupción popular iniciada en octubre del 2019. Frente a ello, la intervención de los trabajadores no puede acotarse a reclamar un aumento de las sobretasas de importación. Lo que se necesita es el control obrero de las importaciones y que se abran los libros de la CAP para terminar con las mentiras del grupo empresario. La nacionalización, sin compensación alguna, para que la siderúrgica pase a funcionar bajo el control de los trabajadores es el norte.
Para rechazar la extorsión patronal y la política oficialista que corre a su auxilio necesitamos poner en pie una movilización nacional por Huachipato en defensa de los puestos detrabajo.