La izquierda revolucionaria ante el cierre electoral: urgencia de una alternativa independiente y clasista

A pocos días de las elecciones presidenciales y parlamentarias del 16 de noviembre, el escenario político vuelve a mostrar una realidad que no podemos ignorar: la clase trabajadora no tiene candidaturas propias. Antes de plantear nuestra posición, es necesario explicar el contexto: llegamos a estas elecciones con una derecha fortalecida, pero dividida y fragmentada. Esta primera vuelta se ha convertido, en los hechos, en una especie de primaria de la derecha, donde distintas fracciones compiten por hegemonizar el bloque conservador. Los nombres que se disputan el sillón presidencial —desde la ultraderecha pinochetista de Kast y Kaiser hasta la nueva versión soft de la derecha tradicional, encabezada por Evelyn Matthei— representan distintas variantes del mismo régimen que, durante más de treinta años, ha administrado miseria, precarización y represión contra nuestro pueblo.

La derecha se radicaliza y levanta discursos reaccionarios, mientras la izquierda institucional se modera, asumiendo el lenguaje del “orden” y renunciando a cualquier programa transformador. El ascenso de figuras como Kaiser y Kast no es casual; expresa el vacío dejado por la falta de una alternativa obrera y socialista. En este escenario, no podemos obviar una consideración clave: la posibilidad de que el próximo gobierno esté encabezado por una figura pinochetista histórica o por un ultraderechista es responsabilidad directa del gobierno actual, que durante todo este tiempo, en lugar de enfrentarse a la derecha, no ha hecho más que moderarse y “amarillar” su discurso. Después de haber protagonizado momentos de fuerte orientación represiva, el gobierno profundizó políticas de control y represión, consolidando así las condiciones para que la derecha canalice el malestar social hacia salidas autoritarias y conservadoras, mientras el Frente Amplio y el PC se convierten en garantes de la estabilidad neoliberal.

Por otro lado la derecha, admiradora de los Trump y colegas de los Milei, plantea un discurso radicalizado y sin tapujos habla sobre recortar los gastos del Estado y no es menor que no expliquen que abarcaría dicho recorte ya que el mismo significará más ajuste, recorte de beneficios sociales y otras medidas que afectarán directamente a la clase trabajadora. No hay que dejar de lado que en su discurso afirman que avanzarían en contra de derechos conquistados por mujeres y diversidades sexuales.

Ninguna candidatura rompe con el régimen: todas administran su continuidad. Matthei busca recomponer el consenso neoliberal; Jara y el FA se presentan como gestores “responsables” del mismo modelo que dicen superar. Votar por estas opciones es votar por más ajustes, más represión y más precarización. No caigamos en el chantaje: no basta con aceptar la campaña de engaño impulsada por la mayoría de la “izquierda” (socialistas, comunistas, representantes de movimientos sociales, etc.), que insiste en que la derecha chilena es “fascista”. Esa narrativa tiene un objetivo: engañar a los trabajadores para que voten por Jeannette Jara y mantener todo como está. Mientras agitan el fantasma del fascismo, son los mismos que pactan permanentemente con la derecha para aprobar leyes represivas contra trabajadores, jóvenes y el pueblo mapuche en el Parlamento. Este chantaje ya lo experimentamos con Boric. Ni Jara es comunista ni la derecha se dispone a instaurar un programa fascista: ese es el chantaje para engañar a la población trabajadora.


La izquierda que se reclama independiente y clasista llega a esta etapa profundamente fragmentada. Aunque se han levantado candidaturas como las del PTR en distritos 7, 8 y 13 —con referentes como Antonio Páez, Alejandra Valderrama, Romina Ibáñez, Francisco Flores, Juan Valenzuela, María Isabel Martínez y Camila Burgos—, no se ha logrado articular una plataforma política común que permita intervenir en el terreno electoral como espacio de denuncia y organización contra el régimen. En este contexto, el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) ha inscrito más de veinte candidaturas a diputados en regiones como Arica y Parinacota, Antofagasta, Valparaíso y la Región Metropolitana. El Movimiento Socialista de las y los Trabajadores (MST), no presenta lista propia completa. El MIT (Movimiento Internacional de los Trabajadores) hacen un llamado abierto a votar Nulo pero apoyando las candidaturas parlamentarias del PTR ,mientras que El Movimiento Anticapitalista y Socialismo Revolucionario se suman a estos esfuerzos, presentes en listas parlamentarias y en iniciativas de convergencia. Esta dispersión refleja la falta de una herramienta política unificada que permita a la izquierda revolucionaria intervenir con fuerza en el principal terreno de disputa política que son las elecciones, no solo para denunciar las contradicciones del régimen capitalista, sino para organizar a la clase trabajadora en torno a un programa de ruptura y un horizonte estratégico: un gobierno de las y los trabajadores.

Esta ausencia no es menor: las elecciones son una herramienta para agitar nuestras reivindicaciones, reagrupar fuerzas y preparar mejores condiciones para las luchas que se aproximan. Sin embargo, seguimos dispersos, debilitando la posibilidad de levantar una alternativa real de independencia de clase.

Nuestra posición: Desde Fuerza 18 de Octubre reafirmamos que la tarea sigue siendo urgente e impostergable: construir una fuerza política propia de la clase trabajadora, independiente de los gobiernos capitalistas, con un programa que apunte a un gobierno de las y los trabajadores. No basta con resistir; necesitamos una estrategia para derrotar el régimen y sus variantes.

Se nos intenta entrampanar en una falsa polarización “democracia vs. fascismo” para arrastrar el voto hacia proyectos patronales. No votamos por la derecha que anuncia un curso abiertamente reaccionario; pero tampoco por quienes desde el gobierno la empoderaron, pactando y aprobando leyes represivas (como la Nain-Retamal, la “antitomas”, endurecimientos migratorios y de la ley antiterrorista) que hoy serán usadas contra el pueblo trabajador. El gobierno de Boric —con Jara como exministra de Trabajo— consolidó la continuidad del modelo: lucro en salud y educación, criminalización del pueblo mapuche y un costo de vida que estrangula salarios. En ese marco, las promesas de Jara son cosméticas y funcionales a la estabilidad del orden heredado del pinochetismo. Su gestión mostró que, lejos de impulsar derechos, negoció con la derecha una reforma previsional que engorda aún más las arcas de las AFP, manteniendo intacto el negocio de las pensiones. Además, flexibilizó la jornada laboral en los términos exigidos por las patronales, sin garantizar mejoras sustantivas para la clase trabajadora. A esto se suma su respaldo a la militarización de las fronteras para impedir el ingreso de inmigrantes y su alineamiento con la crítica gusana contra Cuba, evidenciando una política subordinada a los intereses del imperialismo y la burguesía local.

Frente a esto, la única salida es la independencia política de la clase: reorganizar fuerzas, unificar a la izquierda que lucha. Votar en blanco en la presidencial y apoyar al PTR donde compita en parlamentarias es un paso táctico para reagrupar a quienes rechazan a la derecha y no quieren volver a depositar expectativas en gestores del mismo régimen.

Desde Fuerza 18 de Octubre reafirmamos que la tarea sigue siendo urgente e impostergable: construir una fuerza política propia de la clase trabajadora, independiente de los gobiernos capitalistas, con un programa que apunte a un gobierno de las y los trabajadores. No basta con resistir; necesitamos una estrategia para derrotar el régimen y sus variantes. Por eso, llamamos a votar nulo en la categoría presidencial y a apoyar la lista del PTR en la categoría parlamentaria en todos los distritos donde presente candidaturas, como una opción de independencia de clase y de rechazo al chantaje político del “mal menor”.

Llamamos a todas las organizaciones revolucionarias, combativas y anticapitalistas —PTR, MST, MIT, Movimiento Anticapitalista, Socialismo Revolucionario, colectivos feministas y estudiantiles— a retomar el debate y la articulación en torno a un bloque común. No para administrar el viejo orden, sino para romper con él.

  • ¡Abajo la mercantilización de la educación! Educación pública, gratuita y de calidad en todos los niveles.
  • ¡Condonación real del CAE para quienes se endeudaron por estudiar!
  • ¡No más AFP! Nacionalización del sistema previsional bajo control de trabajadores.
  • ¡Por un sistema público de salud que garantice acceso universal y gratuito!
  • ¡Fin de la especulación inmobiliaria! Plan de viviendas populares financiado por impuestos a las propiedades ociosas.
  • ¡Nacionalización del cobre y recursos estratégicos bajo gestión obrera!
  • ¡Libertad a todos los presos políticos! Derogación de la Ley Naim Retamal.
  • ¡Por un gobierno de las y los trabajadores, independiente de la burguesía!
  • ¡Por un socialismo clasista y revolucionario!

Fuerza 18 de Octubre – Noviembre 2025