Durante la última Cuenta Pública, el presidente Gabriel Boric nombró por primera vez (en lo que va de su gobierno) lo que en Palestina viven desde hace décadas: genocidio y limpieza étnica por parte del autodenominado Estado de Israel. En su discurso reconoció la ilegalidad de los asentamientos, la brutalidad de los bombardeos y la responsabilidad del gobierno israelí, diferenciándolo de su pueblo. A su vez, hizo demagogia anunciando una serie de medidas: mencionó que llamó a consulta al embajador chileno en Israel, que suspendió la participación de Israel en la FIDAE, se jactó de que ordenó retirar agregados militares, que respaldó la denuncia de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia por violaciones a la Convención contra el Genocidio, y que empujó junto a México la solicitud de investigación sobre crímenes de lesa humanidad en Gaza. Incluso se comprometió a impulsar un proyecto de ley para prohibir la comercialización de productos provenientes de territorios ocupados por Israel en Cisjordania y destacó que solicitará a la ministra de defensa evaluar opciones para dejar de depender de la industria militar israelí.
Es necesario mencionar que la situación en Palestina no es algo lejano para los chilenos, principalmente porque nuestro país alberga la comunidad palestina más grande fuera del mundo árabe, lo que nos compromete aún más con esta causa.
La realidad contrasta con las ideas mencionadas por el presidente ya que a la fecha en Chile siguen consolidadas las relaciones internacionales con el Estado de Israel, se sostienen relaciones comerciales, diplomáticas y militares con un Estado que comete crímenes de guerra todos los días. Para no ir más lejos, el ejército chileno en sus entrenamientos continúa utilizando tecnología israelí, lo que refleja que no solo las sanciones reales brillan por su ausencia, sino que el gobierno se da el lujo de condenar solo en palabras el genocidio que hoy ocurre ante los ojos del mundo manteniendo los vínculos con un Estado genocida.
Un dato que no puede pasar desapercibido es que en su discurso Boric responsabilizó al gobierno de Netanyahu liberando y legitimando al conjunto del Estado de Israel, responsable de la masacre llevada adelante en contra del pueblo palestino y omitiendo mencionar que dicho genocidio es responsabilidad de toda una estructura ideológica, educativa, cultural y mediática la que en Israel ha sido construida para deshumanizar sistemáticamente al pueblo palestino, todo se encuentra documentado en libros escolares, investigaciones, testimonios de soldados, periodistas israelíes, reportajes y materiales audiovisuales. El autodenominado Estado de Israel es un proyecto colonial y un enclave militar imperialista en la zona y los padecimientos del pueblo palestino no son parte de un simple “exceso” de un gobierno, es parte de ese proyecto colonial sionista que lleva más de 75 años en marcha.
Desde la Fuerza 18 de octubre decimos con claridad: no basta con discursos que suenan bien en la televisión. Las palabras no detienen bombas, ni reconstruyen hospitales, ni salvan vidas. El gobierno de Boric prometió tener los derechos humanos como pilar fundamental, pero en los hechos ha demostrado que esa promesa queda sometida a los intereses diplomáticos, económicos y militares del momento.
La realidad es que el pueblo palestino no necesita solidaridad de cartón. Necesita ruptura total con el sionismo, con su economía de guerra, con sus tratados, con su industria militar, con su propaganda. Necesita que los pueblos del mundo y también los gobiernos que dicen estar con ellos pasen de los gestos simbólicos a la acción concreta.
Como movimiento obrero, creemos que la solidaridad internacionalista no puede limitarse a gestos simbólicos ni discursos vacíos en cuentas públicas. Se demuestra con hechos, con coherencia y con la voluntad real de enfrentar al poder, incluso cuando eso implique costos diplomáticos o económicos. Por eso, de cara a las próximas elecciones, no basta con promesas: es urgente elegir a quienes defiendan los derechos humanos de forma íntegra y sin dobles estándares, y que estén dispuestos a sostener esa defensa con acciones concretas, como lo han hecho trabajadores en el mundo, bloqueando el ingreso de buques que buscan trasladar armas israelíes o lo sucedido hace unas horas en Francia, dónde Estibadores se negaron a cargar armas de la empresa Eurolinks que serían utilizadas para la matanza de Palestinos.
Porque el pueblo palestino no puede esperar más hacemos un llamado a la movilización, solo el pueblo trabajador organizado puede detener el genocidio en marcha.
¡Fin al genocidio en Palestina! ¡Ruptura total con Israel!
07/06/25