Arde Chile por el imperio del modelo capitalista forestal

El Modelo se quema 

Hace décadas suceden incendios forestales en el sur del país, específicamente en las zonas donde las forestales se encuentran instaladas y han llevado adelante un desarrollo del monocultivo de pinos y eucaliptos cercando las zonas pobladas y destruyendo el bosque nativo, lo que fue avalado por todos los gobiernos. Se privilegió el negocio forestal por sobre la vida y el medio ambiente, además de tratarse de vastas extensiones reclamadas históricamente por el pueblo-nación mapuche. Estamos frente a una catástrofe social y ambiental que ya a se cobró la vida de animales, de más de una veintena de personas y cientos de familias que han perdido sus hogares a causa del modelo forestal protegido por el estado.

Modelo que ha sido denunciado y que se gestó en la dictadura, tiene un marco legal dado por el decreto de Ley 701 que promovió mediante subsidios estatales la plantación de grandes extensiones de pino y eucalipto. Mantenido y perfeccionado por todos los gobiernos sucesores llevó a que actualmente las forestales acaparen más de dos y medio millones de hectáreas, con dos familias que representan el 70% de la industria forestal-los Matte y los Angelini- quienes fueron beneficiados con la venta y traspaso de tierras expropiadas en la reforma agraria. Cuentan con enormes ventajas, como el no pago del royalty, subsidios, acceso a grandes seguros además de los recursos del estado que responde ante situaciones de catástrofe. Pero se ha evidenciado que los empresarios capitalistas no invierten en la prevención de este tipo de “accidentes” naturales. Y sus “costos” aumentan debido a los altos seguros que pagan que los protege de cualquier tipo de accidentes, pero no así a las familias y bienes de trabajadores y vecinos.

Pactos y más pactos 

Cada gobierno de turno durante más de treinta años ha sostenido el modelo extractivista forestal rindiendo pleitesía a las patronales a través de ventajas y beneficios en el tiempo y ahora es turno de Boric. No solo mantiene los privilegios del sector brindando el espaldarazo “del progresismo” al modelo forestal para que continúe con el ecocidio y extractivismo. De ecologista solo el nombre ya que, ampara y mantiene el modelo neoliberal asesino de la naturaleza y consumidor de vidas, brindándole además un estado de excepción que permite el despliegue militar en el territorio sur para que resguarden el capital de las forestales, criminalizando de paso toda manifestación de lucha contra este negociado.

Para muestra este pasado domingo se reunieron en La Moneda, Boric, Vallejos con la CMPC del grupo Matte para “articular el trabajo y enfrentar la catástrofe”, mientras que el grupo Arauco de la familia Angelini se coordina directamente con la armada para resguardar sus intereses y estar presentes como patrones de sus predios y cuidando sus intereses y negando la responsabilidad de la industria capitalista forestal en la catástrofe que ocurre, que si bien se ve aumentada por la crisis climática, en ningún caso es responsabilidad de la naturaleza los acontecimientos sucedidos los que son generados por un modelo extensivo de monocultivo, eliminando flora natural, la que devasta los suelos, seca las napas subterráneas, transforma las barreras naturales y desplaza y posiciona poblados enteros rodeados de grandes hectáreas de monocultivo agravado porque no cuenta con políticas ni con acciones por parte de las patronales forestales ni el estado para mitigar y eliminar los riesgos de incendio y propagación.

Organización obrera y popular como corta fuego 

Como siempre es la clase trabajadora la que se ve afectada por las llamas de la ambición burguesa capaz de llenar el sur de monocultivos para sus arcas, quienes además se aseguran los predios acaparados y pactan con el gobierno el resguardo de sus intereses, mientras las y los chilenos vemos como se incendia el sur en medio de una profunda crisis económica y social. Hoy más que nunca el llamado es a la organización de los territorios y a exigir que acciones en resguardo de la vida y la naturaleza. Debemos poner fin a un régimen social que sólo asegura hambre, miseria, la degradación ambiental para las mayorías populares.

No podemos continuar pasivamente ante el modelo capitalista devastador, debemos como clase trabajadora- junto a campesinos y pueblos originarios- intervenir en este escenario en nuestros propios términos en oposición a los pactos con la burguesía y al sector político monigote a su servicio. Corresponde romper con la subordinación y poner fin del modelo capitalista ecocida. Ahora, se debe impulsar una movilización nacional de todo lo necesario para afrontar ésta catástrofe, financiada por el estado (salarios dignos para los “voluntarios”, etc.), sobre la base de impuestos extraordinarias a las ganancias capitalistas. Se deben facilitar los recursos necesarios para detener los incendios e indemnizar el 100% de los perjuicios ocasionados a las víctimas y sus familias respecto a la pérdida de vidas y de sus recursos para subsistir (vivienda digna, etc.). Poner en pie asambleas de deliberación y organización de pobladores y trabajadores de la zona que puedan aclarar hechos, determinar las responsabilidades empresariales y políticas en la catástrofe y definir como continuar el trabajo de reconstrucción y prevención de futuros focos de incendio que pasara estratégicamente por la expropiación de estos “latifundios” forestales y la creación de una empresa estatal bajo gestión de sus trabajadores, con intervención directa de las comunidades mapuches.