Del rechazo de la reforma tributaria
Lo que partió como una reforma tributaria “ambiciosa” y condicionante para avanzar en los derechos sociales contemplados en el programa político de Boric, fue degradada en su alcance y bjetivo recaudatorio por la misma coalición gobernante y lo que inició con un 8% en las promesas de campaña, fue disminuído a 4,1% en el proyecto presentado y con las indicaciones ingresadas a partir de las negociaciones con los distintos sectores de la burguesía, quedó el 3,6% del PIB e incluso algunos cálculos lo reducían a menos del 3%.
Igualmente fue frenada en la cámara de diputadxs, es decir, a pesar de haber conciliado con la burguesía y cedido a sus requerimientos. Llegado el momento de votación no reunió los votos necesarios para que se apruebe la idea de legislar al respecto. Se descontaba que la derecha iba a votar en contra, pero además se ausentaron de la votación diputadxs que se consideraban aliadxs o favorables a la reforma. El rechazo de éste ultra-limitado proyecto generó una crisis al oficialismo, probablemente de las más importantes posterior a la derrota del Apruebo, porque se condicionaron mejoras en salud, pensiones -entre otros rubros- a su aprobación. Concretamente, en materia previsional el aumento de la PGU a 250 mil pesos, una de las promesas estrella del programa de gobierno, se queda sin financiamiento. Lo mismo ocurre con el sistema nacional de cuidados y, en definitiva, el 50% del programa que según el Ministro Marcel sería financiado con lo recaudado con la remozada estructura tributaria resultante de la reforma.
Queda por tratarse el royalty minero que fue presentado en un proyecto aparte. Sin embargo, no será por ésta vía que podrá suplirse lo que se pretendía recaudar a través del proyecto que se cayó ya que sus alcances son muy acotados porque grava la producción mayor a las 50.000 toneladas anuales y al tener un carácter híbrido, esto es una tasa sobre las ventas y otra sobre las utilidades, no modifica las condiciones que garantizan el saqueo ya que la tasa creciente sobre las utilidades puede ser fácilmente evadida con maniobras contables como es sabido. Así y todo, no hay que descartar que resulte aún más restringido o directamente rechazado en su tratamiento parlamentario.
La respuesta del gobierno.
Como ya es costumbre del gobierno, la salida es una entrega completa a los designios de las patronales e inmediatamente el Presidente y el Ministro de Hacienda se reunieron con la CPC. El conglomerado de grandes empresarios, tomando nota del escenario favorable a sus pretensiones que dejó el rechazo del proyecto oficialista se sentó a la mesa de conversaciones planteando abiertamente su rechazo al impuesto al patrimonio y a las utilidades retenidas. Y el oficialismo se allanó sin más: “Entendemos que parte de la flexibilidad que hay que tener no es solamente del contenido, sino que de la magnitud de la recaudación del proyecto” expresaba el Marcel al finalizar el encuentro. La CUT se incorporará a la mesa de discusión para reimpulsar una reforma y, como antes, sacrificará los intereses de las y los trabajadores suscribiendo un proyecto cuyo contenido lo pondrá el empresariado.
Como parte el manejo de la crisis emergente por la derrota parlamentaria se efectuó un cambio de gabinete, que no afecto al gabinete político ni ningún ministerio sensible fuera de la cancillería completa, saliendo ministra y dos subsecretarios. Lo relevante es una nueva avanzada de los partidos de la ex concertación, quienes ganaron más cupos en retroceso del PC en particular. No esperaron para marcar la cancha y advirtieron hacia adentro de la coalición que del programa de gobierno hay que olvidarse. No hay que confundirse, el FA y el PC como socios fundadores de la coalición no son víctimas de la ex concertación, son los que tomaron la decisión de abrirles La Moneda cuando el pueblo chileno los había repudiado, poniéndolos en carteras clave como Hacienda.
El rechazo de requerimiento presentado por Chile Vamos ante el TC para que deje sin efecto los indultos a presxs políticxs y la aprobación en el senado del proyecto de ley de reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales le da cierto aire al gobierno. Ello junto al avance de la cocina constituyente que ya se encuentra perfilada hacia la elección del próximo 7 de mayo donde el oficialismo va dividido. No sólo ello le dificulta el escenario de cara a las elecciones, sino la discusión parlamentaria de un nuevo retiro de los fondos de las AFP que se dará en breve, en medio de la agenda electoral.
La clase trabajadora
La crisis económica nos golpea terriblemente a quienes debemos cubrir las necesidades con salarios históricamente bajos, lo que nos empuja al endeudamiento para solventar el costo de la vida, ahora mucho más alto por la inflación. La estructura tributaria del país es esencialmente regresiva ya que somos las y los trabajadores los que aportamos la mayoría de lo que se recauda y ello se mantenía intacto pues lo que se pretendía avanzar gravando al empresariado no sacaba al IVA como el impuesto estrella en términos de volumen recaudatorio. Ahora los puntos y comas del nuevo proyecto que se buscar impulsar lo pondrá la burguesía con lo cual buscarán acentuar el carácter regresivo del sistema tributario.
En éste cuadro, donde los afectados directos de la crisis y los planes del gobierno y la burguesía somos el pueblo trabajador, necesitamos intervenir. Exigiendo a nuestros sindicatos asambleas frente a la penosa situación que estamos padeciendo, pero también para discutir qué reforma tributaria necesita el país. La CUT no tiene mandato para acordar nuevamente sin consultar al conjunto de las y los trabajadores. Una verdadera reforma tributaria debe contemplar la nacionalización de los recursos estratégicos como el cobre y el litio, verdaderos impuestos progresivos a la minería que partan de un royalty de al menos un 30% y suba conforme su cotización en el mercado internacional. La eliminación del IVA de alimentos y productos esenciales, un impuesto a lxs más ricos y a las utilidades de los grandes grupos económicos que tributan sumas ridículas en relación a sus ganancias además de ser beneficiados de subsidios y perdonazos. Se requiere la apertura de los libros contables de la empresas e industrias para que tributen en relación a sus reales ganancias.